El trabajo manual y la creatividad
Hoy reflexionaré junto a ustedes sobre el trabajo manual y la creatividad no solo en la vida Benedictina y de los oblatos, sino en general sobre el papel que la creatividad y el trabajo manual han ejercido en la expansión del evangelio a través de los tiempos.
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Gabriel Herrera
2/14/20254 min read


Desde la misma obra de la creación, nuestro señor se ha manifestado ante nosotros con una inmensa laboriosidad expresada en cada una de las formas de la naturaleza; el mismo cuerpo humano es una expresión de arte detallado y colmado de grandes virtudes al servicio de la humanidad. Leonardo Da Vinci rinde un homenaje a la creación de Dios en el hombre, con una de sus obras culmen: el Hombre de Vitruvio. Utiliza la geometría y las matemáticas para ilustrar una figura humana perfectamente proporcionada.
En ese orden de ideas, el creador no solo nos dotó con forma física y esencia sino también con talentos y dones para ponerlos al servicio de los hermanos; ya lo expresa San Mateo en la parábola de los talentos en el capítulo 25 del 14 al 30. A ningún obrero deja sin talentos, algunos con 5 a otros con uno y en su justa medida aportan a la construcción del reino y fructifican. Los talentos no necesariamente deben ser todos artísticos, musicales o de la palabra, los hay en diferentes medidas para abarcar las necesidades de la humanidad. La invitación de esta parábola es a no esconderlos sino a ponerlos al servicio del prójimo y que den fruto independiente de su magnitud o sencillez.
El trabajo manual ha sido valorado en la tradición católica como una forma de participar en la obra creadora de Dios, cultivar la virtud de la laboriosidad y contribuir al bienestar de la comunidad. Tenemos como ejemplo a San José que, a través del trabajo manual con la madera, dio ejemplo de servicio a Jesús y de esa forma sustentó a su familia.
Desde los monasterios medievales, donde los monjes se dedicaban a la agricultura, la artesanía y la producción de libros, hasta las comunidades religiosas modernas que trabajan en proyectos de desarrollo y ayuda social, el trabajo manual ha sido una expresión de servicio y solidaridad.
Ya nos lo recuerda San Benito en su regla en el capítulo 48: “La ociosidad es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina”. A las primeras comunidades cristianas se les recordaba en Tesalonicenses 3 -10 “si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”.
No en vano nuestro señor escogió a 12 obreros, acostumbrados al trabajo diario de sol a sol, muchas veces sin recompensa y llenos de frustraciones; no escogió a 12 letrados o eruditos para anunciar su reino. Necesitaba obreros que conocieran la necesidad, el hambre y la espera para llevar esperanza y altas dosis de empatía a todos los rincones de la tierra. Es con base en la espera, la paciencia y la carencia que se crean las grandes obras y proyectos, no en el lujo ni en la comodidad.
La creatividad también ha florecido en el seno de la Iglesia Católica, inspirando a artistas, arquitectos, músicos y escritores a crear obras de belleza y significado espiritual. El arte sacro, la música religiosa, la literatura mística y la arquitectura de las catedrales son ejemplos de cómo la fe ha impulsado la creatividad humana a lo largo de los siglos. La ciencia y la fe no se contraponen, al contrario, se complementan y se ponen en conjunto en el plan de salvación con ejemplos tan claros de científicos católicos como Nicolás Copérnico y Louis Pasteur.
La Iglesia ha valorado la investigación y la creación cultural desde sus orígenes. Benedicto XVI decía que “la fe y la ciencia no se oponen, sino que se complementan para llegar a la verdad”.
El trabajo manual y la creatividad no son conceptos excluyentes, sino que a menudo se entrelazan y complementan. Muchos trabajos manuales requieren creatividad para diseñar, innovar y resolver problemas. A su vez, la creatividad puede manifestarse a través del trabajo manual, dando forma a ideas y visiones en objetos tangibles.
No solo el que dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad del padre; nos lo recuerda San Mateo en el capítulo 7 versículo 21. Y que mas voluntad del padre que usar esos dones y talentos para ayudar al hermano, comunicar la palabra a través del arte o la música, a través del servicio social, de la enseñanza o el trabajo diario en el que cada uno se desempeña. Ora et labora es la frase de nuestro Abad eterno San Benito que refleja la idea básica de que la oración y el trabajo son los pilares que sustentan la vida.
Hoy en día, el trabajo manual y la creatividad siguen siendo relevantes en la vida de fe. Muchas comunidades y organizaciones laicas promueven proyectos de desarrollo que involucran el trabajo manual y la creatividad para generar ingresos, crear empleo y fortalecer el tejido social. Asimismo, la Iglesia sigue apoyando y fomentando la creatividad en las artes, la música y otras formas de expresión cultural.
Un ejemplo de amor fraterno es Caritas Internacional fundación católica con base en Roma, que ayuda a los pobres, los vulnerable y los excluidos, sin tener en cuenta su raza, ni religión, para construir un mundo cuyos cimientos sean la justicia y el amor fraterno.
El trabajo manual y la creatividad son dos aspectos importantes de la vida católica y monástica que se complementan y enriquecen mutuamente. Ambos tienen un valor intrínseco y pueden ser utilizados para servir a Dios, a la comunidad y al desarrollo integral de la persona humana.
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